viernes, 5 de junio de 2015

Eje 4. Actividad 1. Lectura y escritura exploratoria

        Introducción: En este capítulo hablaremos de un artículo llamado “El cerebro adicto” autoría de Verónica Guerrero Mothelet, y como objetivo la adicción a las drogas y el alcohol, asi como efectos de algunas sustancias, enfermedades que provoca, factores que influyen a la adicción, consecuencias conductuales, familiares y sociales, así como tratamientos y prevención de la misma.

El cerebro adicto
     La adicción se define como una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de una sustancia, a pesar de saber los daños que ocasiona se puede tratar, y aunque no se consiga una cura definitiva, el tratamiento incrementa la calidad y la duración de la vida.

Nueva perspectiva
     Cuando la ciencia comenzó a estudiar la conducta adictiva en la década de 1930 se pensaba que las personas adictas a las drogas y al alcohol tenían una moralidad deficiente y carecían de fuerza de voluntad. Se le consideraba un problema moral y no de salud. La investigadora mexicana-estadounidense Nora Volkow, quien estudió medicina en la UNAM y es hoy directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA, por sus siglas en inglés), observó en imágenes cerebrales la influencia de las drogas sobre diversas zonas del cerebro y encontró la causa física de la dependencia de sustancias como la cocaína y los opioides. La adicción se considera hoy una enfermedad del cerebro porque las drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento de ese órgano.

Efectos de algunas sustancias


  Ø  Nicotina. Estimulante que se encuentra en cigarros y otras formas de tabaco. Es muy adictiva y al fumarse eleva el riesgo de cáncer, enfisema, trastornos bronquiales y problemas cardiovasculares.

  Ø  Alcohol. Su consumo puede dañar el cerebro y la mayoría de los órganos. Las áreas cerebrales especialmente vulnerables a esta droga son la corteza cerebral (funciones ejecutivas), el hipocampo (memoria y aprendizaje) y el cerebelo (coordinación de movimientos).

Ø  Mariguana. Puede dañar la memoria y el aprendizaje de corto plazo, la capacidad de concentración y la coordinación. Aumenta el ritmo cardiaco y puede perjudicar los pulmones, así como elevar el riesgo de desarrollar psicosis en personas vulnerables.
Ø  Inhalables. Sustancias volátiles que se encuentran en muchos productos caseros, como pinturas, pegamentos y algunos aerosoles. Son extremadamente tóxicos y pueden dañar el corazón, los riñones, los pulmones y el cerebro.
Ø  Cocaína. Estimulante que por la brevedad de sus efectos se suele consumir varias veces en una sola sesión. Puede provocar graves consecuencias médicas relacionadas con el corazón y los sistemas respiratorio, nervioso y digestivo.

Fuente: National Institute on Drug Abuse

Enfermedad crónica
     El cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros signos de dependencia. He aquí algunos signos que sugieren adicción: consumir la droga de manera regular, imposibilidad de dejarla, gastar en droga más de lo que se tiene, extralimitarse para obtener droga (incluso robar) y sentir que se necesita la droga para funcionar cotidianamente.
     Cuando se abusa de las drogas se alteran algunas zonas del cerebro como el tallo cerebral, que controla el ritmo cardiaco, la respiración y el sueño; la corteza cerebral, que procesa la información sensorial y nos permite pensar, planear, resolver problemas y tomar decisiones, y el sistema límbico, donde se aloja el llamado circuito de recompensa del cerebro. Dicho sistema motiva al individuo a repetir conductas necesarias para la supervivencia y la reproducción como alimentarse y tener sexo.
     Al ingresar en el cerebro las drogas obstaculizan su sistema de comunicación e interfieren en el proceso normal de intercambio de información neuronal. Una neurona libera el neurotransmisor, que cruza un espacio interneuronal, conocido como sinapsis, y se adhiere a un receptor (una proteína) en otra neurona. La estructura química de drogas como la mariguana y la heroína es tan similar a la de un neurotransmisor natural, que los receptores las aceptan como si fueran el neurotransmisor. En consecuencia, el mensaje interneuronal se intensifica, impidiendo una comunicación adecuada.
      La mayoría de las drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión. El individuo que ha llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de sudoración, temblores, psicosis, y puede llevar a la muerte.
      El consumo crónico de drogas deteriora el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas. Según Baler estas adaptaciones del cerebro a las sustancias llevan al ansia incontrolable de utilizarlas aunque el individuo sepa que tienen consecuencias catastróficas

Biología y ambiente
     Como todo lo que influye en nuestra salud física y mental, la propensión a las adicciones proviene de varios factores biológicos y ambientales El resto son factores ambientales, sociales, culturales, dietéticos. Todo tipo de factores que no entran en el biológico", señala Baler. "No se trata de uno o cuatro genes que sean malos". Tenemos miles de genes. A fin de cuentas, el que se manifieste el comportamiento adictivo dependerá tanto de lo genético como del entorno”.

Principales factores de riesgo

   Ø  Conducta agresiva temprana
  Ø  Habilidades sociales deficientes
  Ø  Ausencia de supervisión paterna
  ØCompañeros/amigos que abusan de sustancias
   Ø  Disponibilidad de la droga
   Ø  Pobreza …
  y de protección
   Ø  Autocontrol
   Ø  Relaciones positivas
  Ø  Supervisión y apoyo paterno
  Ø  Información
   Ø  Políticas contra el uso de drogas
   Ø  Cohesión comunitaria
Fuente: National Institute on Drug Abuse

Dependencia física
     Para que se desarrolle una adicción importa igual lo adictiva que sea la droga, su disponibilidad y lo aceptable que la considere la sociedad. . En el caso del alcohol, otra droga de fácil acceso. Uno de sus principales síntomas es el aumento de la tolerancia; es decir, se necesita beber más para experimentar los efectos deseados. La tolerancia se desarrolla muy rápido. La primera vez que bebemos el efecto es fuerte. Luego crece la tolerancia y aunque mucha gente controla su uso, ese control se pierde en los adictos.

La adolescencia, factor de riesgo
     Como los adolescentes suelen tomar sus decisiones a partir de las emociones y no del juicio y el raciocinio, es más probable que abusen de las sustancias. El problema principal es que en esa etapa de desarrollo el cerebro es mucho más vulnerable. Esto significa, según la especialista, la doctora Medina Mora, que los adolescentes no deben ni beber, ni fumar, ni usar otras drogas "y que tenemos que trabajar con todas las políticas públicas que nos ayuden a protegerlos".

Adicción sin sustancia
     Un descubrimiento, realizado por investigadores del Scripps Research Institute de California en estudios con animales, en 2010, sugiere que los mismos mecanismos cerebrales que participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión de comer y el consecuente desarrollo de la obesidad. En ambos casos el exceso puede provocar una descompensación en el circuito de recompensa; en los comedores compulsivos, los impulsa a buscar alimentos ricos en grasas. Esta similitud hace pensar que muchas de las compulsiones, o conductas adictivas humanas (por ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de azar) podrían tener relación con desequilibrios de dopamina o de otros neurotransmisores. Así, aunque en principio estas conductas no sean adictivas, pueden llevar a la adicción.

Problemas mentales y vulnerabilidad
     Otro grupo de riesgo está formado por las personas que tienen algún tipo de padecimiento mental, como bipolaridad o esquizofrenia.
     La doctora Medina Mora ilustra con el caso de un niño con problemas de ansiedad; por ejemplo, las fobias que surgen más o menos a los siete años. Si este niño llega a la edad adulta sin encontrarse con las drogas o con el alcohol, probablemente ya para entonces podrá resolver su problema. No obstante, si en su adolescencia prueba el alcohol y descubre que éste reduce la ansiedad, confundirá ese efecto con la solución de sus problemas y será mayor el riesgo de que desarrolle dependencia. Ya adulto seguirá teniendo el problema de la ansiedad y además una adicción.

Consecuencias conductuales, familiares y sociales
     Todas las adicciones pueden tener graves consecuencias para la salud y las relaciones humanas y, por tanto, para el bienestar personal, familiar y social.
     Asimismo, dependiendo de la sustancia y del tiempo que se haya empleado, los efectos sobre la salud pueden ir de enfermedades cardiovasculares, enfisema o cáncer, al desarrollo de trastornos mentales irreversibles. Siendo adicto se corre también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de las drogas o de la abstinencia. Por tanto, el tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente en que vive y sus recursos, internos y externos. En definitiva, se requiere una terapia multidimensional que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo totalmente anormal, pues la adicción, en última instancia, es una enfermedad de aprendizaje.

El mejor enfoque: la prevención
     Para no llegar a necesitar tratamiento Rubén Baler propone la prevención universal: "Evitar todo lo que sabemos que es dañino y tratar de promover y enaltecer lo que sabemos que es positivo". Y la doctora Medina Mora agrega que "tenemos que trabajar para que se deje de vender alcohol a los adolescentes". También hay que frenar la disponibilidad de inhalables y de cigarros sueltos.

     Conclusión: Todos estamos predispuestos a ser tentados a una adición, ya sea por tomar en exceso alcohol, o por querer “probar” alguna droga, lo importante es saber decir “no”, y pensar en las consecuencias a las que nos llevaría, tomar una decisión equivocada, como lo es dañar alguna parte de nuestro cerebro, el corazón, pulmones o cualquier parte de nuestro organismo predispuesto a dicha adicción. Tenemos que apoyarnos en nuestra familia orientarnos antes de tomar cualquier decisión, y sobre todo ayudar a los que se encuentren en esta situación para que no se sientan solos o alejados de la sociedad, ya que la solución es ayudar no discriminar.

      Bibliografía: Guerrero Mothelet, V. (2013). El cerebro adicto. ¿Cómo ves?, N°. 177, (Pp. 10-14). México: UNAM. Recuperado el 13/04/15, de: http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto

                                                             Reflexion:

     ¿Por qué elegí este tema? Porque es una información veraz e interesante, ya que en la actualidad existe un gran problema con las adicciones y son muy comunes entre los individuos, además es bueno saber en lo que puedes apoyar a una persona que se encuentre en una situación de adicción, para saber como ayudarle a enfrentar y orientar en lo que puede hacer.

     ¿De donde partí para empezar a escribir? Leí la información de el cerebro adicto, busque quien era Verónica Guerrero Mothelet  y me di cuenta que es una periodista, por lo tanto debe informar documentos veraces, después resumí el texto, y aplique los pasos para elaborar un texto académico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario